Cuando se trata de alimentar a nuestros hijos debemos tener cuidado con la forma en la que lo hacemos, qué le damos y cómo, para no perjudicar su salud. Puesto que si no controlamos algunos alimentos podemos causarles obesidad infantil.
Aunque cuando hablamos de obesidad podemos pensar en enfermedades de las personas adultas, este también es un fuerte problema en niños y adolescentes. Por eso es tan importante controlar su alimentación desde temprana edad.
Si estás al tanto de qué significa la obesidad en niños, lo que lo pudiera causar, y los riesgos que esto representa para tu hijo, puedes evitar que sufra de obesidad. Por eso, en este post te explicamos qué es la obesidad infantil y cómo puedes prevenirla.
¿Qué es la obesidad infantil?
Se trata de un exceso de acumulación de grasa corporal que puede ser detectado cuando el pediatra hace una evaluación al menor, tomando en cuenta las medidas del niño, la edad y sexo.
Se considera una afección o problema de salud delicado que perjudica a bebés, niños y adolescentes, ya que puede generar enfermedades a corto y a largo plazo, tales como la diabetes, hipertensión arterial, niveles altos de colesterol, entre otras.
Causas de obesidad infantil
La obesidad en menores puede ser causada por variados factores, tales como los antecedentes familiares o malos hábitos alimenticios. Sin embargo, existen otras razones y aquí te explicamos algunas de las causas más comunes:
Obesidad durante el embarazo: una madre con problemas de sobrepeso puede transmitir exceso de ácidos grasos y sobrecarga de lípidos en el embrión. Esto altera el sistema metabólico del feto, por lo que habrá más probabilidades de que tenga un bebé con sobrepeso.
Dulces a temprana edad: la ingesta de jugos y papillas de frutas muy azucaradas puede afectar el peso de tu bebé. Al añadir azúcar refinada alteramos la alimentación del pequeño.
Poca actividad física: aquellos niños que pasan más tiempo mirando televisión o con videojuegos, crean una vida sedentaria y no queman las calorías necesarias, la cual se le acumula en su cuerpo ocasionando obesidad.
Ansiedad en la familia: el exceso de estrés y problemas entre los progenitores afecta psicológicamente a cualquier niño, induciendo al pequeño a comer en abundancia o consumir muchas golosinas y gaseosas, alterando su metabolismo.
No descansar lo suficiente: dormir lo necesario estimula el crecimiento sano y beneficia al metabolismo. Por lo tanto, los niños que duermen poco consumen más alimentos de lo apropiado o se sienten cansados para actividades físicas, causando aumento de peso.
Consecuencias de la obesidad infantil
Los niños obesos tienen más probabilidades de padecer ciertas enfermedades, tales como:
Dolor en las articulaciones: el sobrepeso ocasiona debilidad en las caderas, rodillas y espalda, ocasionando fuertes dolores y hasta lesiones en estas partes del cuerpo.
Movimientos retardados: la obesidad en los bebés impide que el niño se retrase en sentarse, gatear y caminar.
Baja autoestima: un infante obeso puede sufrir depresión porque tal vez en comparación con otros niños de su edad, sea más lento o experimente acoso de otros jóvenes, ocasionando problemas psicológicos.
Problemas de diabetes: la obesidad y la vida sedentaria de un menor aumenta el nivel de glucosa en la sangre.
Insuficiencia respiratoria: son muchos los niños que padecen de asma y apnea del sueño debido a la obesidad.
Hipertensión: la acumulación de grasa en el cuerpo sube el colesterol y endurece las arterias, lo que puede hacer que a largo plazo el niño sufra de problemas cardíacos.
¿Cómo se puede prevenir la obesidad en niños?
Durante el embarazo es de vital importancia que la madre se asegure de alimentarse de manera saludable, evitando la ingesta de grasas y azúcar, descansar lo suficiente y evitar fuertes situaciones que le causen estrés. Además, existen otras recomendaciones que puedes seguir para prevenir la obesidad infantil, estas son:
- Mantén buenos hábitos alimenticios.
- Evita el consumo excesivo de alimentos procesados y comida chatarra. Más bien, enséñale a tu hijo a consumir proteínas, vegetales y frutas.
- Programa rutinas de juegos al aire libre.
- No olvides llevar a tu hijo al pediatra, quien te ayudará a alimentar a tu bebé de manera saludable.